Esdrújulas a tutiplén: unas magdalenas volcánicas, telefónicas y elefánticas.

Y os preguntaréis: "¿Cómo que unas magdalenas volcánicas, telefónicas y elefánticas?"

Pues para conocer la respuesta a esta pregunta hay que viajar al pasado, a la infancia.

Pero no a la mía, si no a la de mi madre y mi tía.

Cuando estas eran pequeñas, su abuela, mi bisabuela (a la que conocí, ole yo; pero no me acuerdo, mal Cecilia) conocida como la archifamosísima "Abuela Creación" les hacía una magdalenas que por lo que he oído debían de ser pura ambrosía.

"Pero Cecilia, seguimos sin saber porqué las llamas así".

Pues las llamo así por que cuando la Abuela Creación las hacía, crecían y crecían y la masa se salía por los lados, y esto es lo que ellas bautizaron como "el teléfono de la magdalena".

"Volcánicas" por que en una de estas que me asomaba a ver cómo iban (sin abrir el horno, que el horno no hay que abrirlo) las magdalenas habían crecido tanto, que les había salido copete, moñete o montañita (como querrais llamarlo) y se habían quebrado y la masa salía por las grietas, vamos, como si de un volcán se tratase.

Yyy "elefánticas" por que, lo que a mi tía y a mi madre les parecía un teléfono a mí me parecía la pata de un elefante, o a veces la cara.

Así que esta receta va dirigida a mi mami, a la tía Julia (que fue ella la que me compró los súper moldes y la que trajo magdalenas y me dió la idea de hacerlas) y a la Abuela Creación.

Una cosa que se me ha olvidado decir es que con esta receta practicamos nuestros poderes de vidente, por que vamos a tener que ver el futuro para saber cuándo querremos comérnoslas y prepararlas con horas de antelación ( incluso un día no estaría mal), ya que la masa tiene que reposar en el frigo.

MAGDALENAS TELEFÓNICAS (Receta del eminentísimo Xavier Barriga, con la que me salieron cinco pedazo de magdalenas)

INGREDIENTES:

210 gr de harina
175 gr de azúcar
190 ml de aceite de girasol
60 ml de leche
un sobre de levadura
4 huevos
ralladura de un limón
un poquito de canela (yo las maté a canela, que en casa nos gusta mucho)

PASOS:

1. En un bol batir los huevos y el azúcar hasta que tripliquen su tamaño (lo hacen, en serio, confiad en vuestra varillas eléctricas). Si lo hacéis a mano... lo único que puedo decir es paciencia.

2. A continuación añadiremos la leche, el aceite, la ralladura y la canela (me cebé con la pobres magdalenas) y seguimos batiendo hasta que esté todo bien incorporado.

3. Tamizamos el harina y la levadura y lo echamos en la mezcla anterior. Batiremos hasta que no queden grumitos.

4. Tapamos el bol con un film y lo metemos en el frigorífico. Yo la tuve allí cuatro horas, desde que hice la masa a la hora de desayunar a eso de las diez (no, Cecilia no desayuna, Cecilia cocina) hasta después de comer, que eran las cuatro aproximadamente (Cecilia come, no os preocupéis).

5. Cuando saquéis la masa ( ya veréis que mola un montón, tiene burbujitas de colores en la superficie) volveréis a batirla con las varillas, precalentaréis el horno a 250 y prepararéis los molde de las magdalenas ( yo usé los de silicona que me compró mi tía).

6. Nos ayudaremos de una cuchara, de una manga pastelera o de un bolsa con la punta cortada para verter la masa en los moldes y llenarlos casi casi hasta arriba. Podemos espolvorear azúcar por encima para tener un resultado más tradicional.

7. Cuando las metamos en el horno (en el tercer nivel) bajaremos la temperatura del horno a 210-220.

8. Hornearemos las magdalenas hasta que estén doradas (15- 20 min) y salga limpio un palillo.

*nota: no os saltéis el paso de meterlas en el frigorífico, por que si no no les saldrá moñete (es precisamente el contraste del frío y el calor lo que hace que crezcan hasta el infinito y más allá).

PD: Si queréis ver otras magdalenas que ya habíamos hecho anteriormente, pinchad aquí.